viernes, 25 de noviembre de 2011

El concierto de Pearl Jam



Ayer, el papá de Nicolás y yo tuvimos oportunidad de hacer una de nuestras actividades favoritas: ir a un concierto. Result que por tercera ocasión Pearl Jam vino a México, yo nunca había ido a verlos y mi maridito, que es un GRAN fanático del grupo, quería verlos de nuevo, así es que compramos los boletos desde que fue la preventa.

Así es que el día esperado llegó, después de salir de clases, fui por Nicolás a la guardería y lo llevé a casa de su abuela (la mamá de su mamá), con quien se quedaría a dormir y que estuvo feliz de recibirlo. A las 2:00 de la tarde, más o menos, ya estaba en casita alistándome para partir rumbo al Distrito Federal y esperando a que llegara uno de nuestros amigos que viajaría con nosotros.

Creo que un poco después de las 3:00 p.m. logramos salir de casa, pero teníamos mucísima hambre y decidimos hacer una parada técnica para ir a comer algo. Finalmente emprendimos el viaje, que estuvo bastante bien para lo que se acostumbra cuando hay reparaciones en la carretera, pero llegando a México nos encontramos con un tráfico terrible (ya lo esperábamos). Llegamos a nuestro destino un poco tarde, pero a tiempo para el comienzo del conicerto, buscamos un lugar para estacionarnos en una de las calles cercanas al Foro Sol (el lugar en donde se realizó el evento), caminamos un par de cuadras, nos encontramos a algunos amigos y logramos entrar a eso de las 8:30 p.m.

Antes de tomar nuestros lugares comimos unos tacos de cecina deliciosos y compramos unos esquites igual de ricos (son unos granitos de elote que se preparan en un caldito). Ya no vimos más que la mitad de la última canción del grupo que abrió el concierto (que nunca supe quiénes eran) y nos sentamos a esperar pacientemente que empezara lo bueno.


Que les puedo decir, nunca he sido la fanática número uno de Pearl Jam, pero de que el grupo es bueno, es bueno, y en vivio, qué les puedo decir, excelente. Eddie Vedder tiene una voz hermosa y sensual y todo el tiempo transmite buena vibra, así es que quedé encantada. El Papá de Nicolás, por supuesto, estaba más que feliz de ver a uno de sus grupos preferidos. Cantamos, brincamos, disfrutamos de las lucecitas y los vasos voladores (en algunos momentos la gente prende sus encendedores o lanza por los aires los vasos de cerveza vacíos... no se preocupen son de cartón).

Logramos salir del recinto a eso de la 1:00 de la madrugada y con las múltiples reparaciones que han estado haciendo en la ciudad, logramos salir a carretera como una hora después. La mitad del camino manejó mi esposo y la otra mitad yo... una cosa del terror eso de manejar en la madrugada (muchos camiones, poca luz y mucho sueño) pero llegamos sanos y salvos a casita a las 4:00 a.m. 

Afortunadamente pudimos dormir hasta las 10:30 a.m. cuando ya no tuvimos de otra, nos levantamos de la cama, nos arreglamos, fuimos por nuestro pequeño Nicolás a casa de su abuela y luego a trabajar. Como verán, a final de cuentas, nos fue excelente, nuestro concierto fue un éxito, ahora estamos esperando pacientemente el que sigue jajajaja (por ahí se rumora que Roger Waters regresará).

Satisfecha y encantada, se despide La Mamá de Nicolás.

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